Granada-Cristo de los Favores
Esta cruz merece toda nuestra atención y un informe detallado por cuanto representa el sentir devocional de los granadinos a lo largo de su historia, con el fervor, la piedad y la religiosidad en torno a la imagen del "Señor de los Favores"
Es una de las obras escultóricas más populares y de mayor arraigo en la ciudad de Granada. El Cristo de los Favores, situado en pleno barrio del Realejo, concretamente en la plaza conocida como Campo del Príncipe.
Fue levantada a suscripción popular en 1.640 por voto contra una epidemia que asoló Granada y cuyos efectos fueron mínimos en el barrio del Realejo. Su primera ubicación fue la Plaza del Realejo Alto y trasladada, en 1.682, al lugar que ocupa hoy.
De autor anónimo, esculpida en mármol y piedra de Elvira. El monumento se encuentra estructurado en varios cuerpos.
- Primer cuerpo: base cuadrada realizada con curva y contracurva. La parte inferior pegada al suelo tiene forma cóncava que deriva en otra convexa. Se encuentra decorado con motivos florales.
- Segundo cuerpo: de estructura parecida a la anterior pero de menor altura; presenta decoración vegetal.
- Tercer cuerpo: de estructura parecida al anterior aunque algo más pequeño y decorado mediante hojarascas, del que nace un pilar cuadrado en cuyas cuatro caras se encuentran representados, mediante bajo relieve, los cuatro evangelistas.
Encima de este pedestal, se encuentra un pie que soporta una pila, cuyo frontal contiene la siguiente leyenda: "Excelentísimo Señor Arzobispo Don Bienvenido Monzón concede 30 días de indulgencias a los que rezen 5 Padre Nuestros y 3 Ave Marías a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y a los dolores de la Santísima Virgen. 1.884."
Este medallón es un añadido posterior como así indica la epigrafía.
Observamos otra fecha, 1.682, año en que se concluyó toda la obra, incluida la cruz. Solo la imagen del Cristo crucificado permaneció sin alterar desde su traslado.
Encima del pie anteriormente descrito, se asienta una fuente acanalada, hasta el año 1.999 lucían cuatro farolillos en sus esquinas.
Del centro de esta fuente parte la cruz con la imagen esfinjada de Cristo. De tipología latina con acanaladuras cerca de sus vértices, dando la sensación de marcos en relieve. Los remates lo forman bolas de coronamiento denominados gallones.
Imagen de Cristo: tiene una altura aproximada de 1.50 y 1.30 metros de envergadura de brazo a brazo.
Representa la imagen de un crucificado de tres clavos con la cabeza inclinada hacia la derecha y las piernas, flexionadas por las rodillas, hacia la izquierda. El paño de pureza sin anudar lo componen pliegues rígidos.
En la parte derecha del tórax observamos la representación de la herida provocada por la lanza del centurión durante la crucifixión, según nos narran los evangelios.
Hasta el año 1.999 portaba su cabeza una corona de espinas metálica que fue suprimida durante el proceso de restauración para prevenir futuros daños. La cartela con el INRI también fue retirada.
Imagen del año 1.999 antes de su restauración
Imagen actual 2.017
El profesor Gómez-Moreno Calera describe la imagen de la siguiente forma:
"Lo mejor quizá sea la cabeza que presenta una breve frente, ojos entreabiertos de cargados párpados, cejas leves, nariz corta pero fuerte, amplio y caído bigote, y barbilla que se divide en dos finos mechones, todo ello resuelto con severa dignidad y proporción que viene a ofrecer un bello rostro... Algo más toscos y pesados resultan el torso, en el que sólo quedan marcados con precisión el arco abdominal y la llaga semilunar del costado, y las piernas cruzadas, y con unas fuertes pantorrillas... La sujeción efectiva del Crucificado la ejercen dos grandes pernos también de bronce, que atraviesan el vertical de la cruz y sujetan el torso del Cristo por la espalda..."
Documentación impresa:
-Anales de Granada. Henríquez Jorquera 1.646
"En este año de 1640 los vecinos del Realexo alto desta ciudad de Granada pusieron una grandiosa cruz de piedra de alabastro muy labrada con su reja a la redonda de mucha costa con quatro faroles de las quatro esquinas de la reja que arden de dia noche; púsose todo a su costa de los vecinos debotos... Es una de las grandiosas obras desta ciudad."
- LAS CRUCES DE GRANADA: MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR GRANADINA (SIGLOS XVI-XX) JUAN MANUEL MARTÍN GARCÍA Universidad de Granada
Cruz del Campo del Príncipe, una de las más castizas de toda Granada, no sólo por su belleza monumental y calidad artística, sino por el significado que ha tenido para el pueblo granadino y especialmente para los habitantes de aquella zona. La Cruz, según consta por los Anales de Henríquez de Jorquera fue costeada por los vecinos del barrio del Realejo Alto, quedando instalada en su plaza principal en 1640, trasladándose en 1682 hasta su emplazamiento actual. Lejos de la generalidad del resto de las cruces granadinas, es ésta una que sobresale no sólo por su tamaño sino también por su calidad y esmero, a lo que contribuye, entre otras cosas, la imagen del Crucificado que aparece en su frente principal. “La musa popular atribuye a este Cristo del Realejo un poder milagroso extraordinario, que se manifiesta especialmente los viernes por la tarde, y, más que ningún otro, el Viernes Santo. Ello arranca, según toda probabilidad, de una antiquísima leyenda, que se transmite sin interrupción hace tres siglos, y que yo quiero dejar hoy consignada por escrito —afirmaba un historiador local del siglo pasado- antes de que la indiferencia religiosa que poco a poco va invadiendo el barrio de los greñuos la pierda para siempre.” . Esa leyenda habla de una joven de aquel barrio, devota del Cristo de esta Cruz al que llevaba todos los viernes las mejores flores de su casa, hasta que un día resultó atacada cuando se disponía a hacer su ofrenda devota y fervorosa. “Apercibida la muchacha pidió al Cristo protección. Un relámpago brilló entonces en la obscuridad solitaria del Campo del Príncipe. El brazo de piedra del Cristo Crucificado despegóse del mármol de la Cruz, tendiéndose, protector, sobre la cabeza de Dolores. Los forajidos cayeron por el suelo, atacados de parálisis total y fulminante. La Perla pudo escapar sin que nadie lo evitara, y el mayorazgo, arrepentido, hubo de trocar su manto de caballero por el sayal de franciscano, sumiéndose en un convento para llorar de por vida el criminal intento. Desde entonces, nunca faltan flores a los pies del Cristo de los Favores, porque las jóvenes del barrio cuidan de renovarlas todos los viernes, en memoria de aquel hecho singular...” . Sin cambiar de escenario, no han faltado quienes, erróneamente, pues no fue éste el lugar donde originariamente se levantó la Cruz, han creído ver en ella un recuerdo, de tintes esencialmente religiosos, del lugar en el que otra tradición improbable cuando no incierta situaba la muerte del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, como consecuencia de una caída de caballo, entendiendo que la Cruz había sido erigida en recuerdo de aquel triste acontecimiento.
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